Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

lunes, 21 de octubre de 2013

Marsé

"Hay apodos que ilustran no solamente una manera de vivir, sino también la naturaleza social del mundo en que uno vive.
La noche del 23 de junio de 1956, verbena de San Juan, el llamado Pijoaparte surgió de las sombras de su barrio vestido con un flamante traje de verano color canela; bajó caminando por la carretera del Carmelo hasta la plaza Sanllehy, saltó sobre la primera motocicleta que vio estacionada y que ofrecía ciertas garantías de impunidad (no para robarla, esta vez, sino simplemente para servirse de ella y abandonarla cuando ya no la necesitara) y se lanzó a toda velocidad por las calles hacia Montjuich. Su intención, esa noche, era ir al Pueblo Español, a cuya verbena acudían extranjeras, pero a mitad de camino cambió repentinamente de idea y se dirigió hacia la barriada de San Gervasio. Con el motor en ralentí, respirando la fragante noche de junio cargada de vagas promesas, recorrió calles desiertas, flanqueadas de verjas y jardines, hasta que decidió abandonar la motocicleta y fumar un cigarrillo recostado en el guardabarros de un formidable coche sport parado frente a una torre. En el metal rutilante de la carrocería, sobre un espejismo de luces deslizantes, se reflejó su rostro melancólico y adusto, de mirada grave y piel cetrina, mientras la suave música de un fox acariciaba su imaginación; enfrente, en un jardín particular adornado con farolillos y guirnaldas de papel, se celebra una verbena."
 
Últimas tardes con Teresa. Juan Marsé.


Llevo una temporada recordando y releyendo a ratos las primeras novelas de adulto que leí, los primeros "libros serios" a los que me acerqué después de iniciarme con los tebeos de joyas literarias y las ediciones juveniles en esto de la literatura. Cuando leí esta novela por primera vez yo tendría diecisiete años, y recuerdo que envidié la vida al margen del Pijoaparte, ese ladrón de motos capaz de hacerse pasar por militante obrero para seducir a Teresa,  una pija universitaria con nostalgia de arrabal  que juega a la revolución. He leído prácticamente todo de Juan Marsé, incluida su última novela Caligrafía de los sueños que es estupenda, pero esta es mi favorita del escritor barcelonés, le tengo un cariño especial. Los que nunca hayan leído a Marsé y su Últimas tardes con Teresa son gente suertuda, porque es un regalo para cualquier amante de la literatura acercarse a este libro por primera vez ¿A que cuesta dejar de leer después de semejante arranque?.