"Cuando no se está demasiado seguro de
nada, lo mejor es crearse deberes a manera de
flotadores."(...)"Bruno, ese tipo y todos los otros tipos de
Camarillo estaban convencidos. ¿De qué, quieres saber? No sé, te juro, pero
estaban convencidos. De lo que eran, supongo, de lo que valían, de su diploma.
No, no es eso. Algunos eran modestos y no se creían infalibles. Pero hasta el
más modesto se sentía seguro. Eso era lo que me crispaba, Bruno, que
se sintieran seguros. Seguros de qué, dime un poco, cuando yo,
un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante
conciencia para sentir que todo era como una jalea, que todo temblaba alrededor,
que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para
descubrir los agujeros."(...)"Estoy tan solo como ese gato, y mucho
más solo porque lo sé y el no".
Julio Cortázar. El perseguidor. El
perseguidor es un relato publicado en 1959 que forma parte de la
colección Las armas secretas.
“Sí, pero quién nos curará del fuego sordo,
del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la Huchette, saliendo
de los portales carcomidos, de los parvos zaguanes, del fuego sin imagen que
lame las piedras y acecha en los vanos de las puertas, cómo haremos para
lavarnos de su quemadura dulce que prosigue, que se aposenta para durar aliada
al tiempo y al recuerdo, a las sustancias pegajosas que nos retienen de este
lado, y que nos arderán dulcemente hasta calcinarnos.”
Julio Cortázar. Rayuela. Capítulo 73.
"Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe, y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire y se clavará o no se clavará en el blanco; sólo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios..."
Julio Cortázar
"Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe, y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire y se clavará o no se clavará en el blanco; sólo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios..."
Julio Cortázar
Ayer volví a leer a Cortázar, buscando un libro por casa me tropecé con la antología de relatos del escritor que publicó la Biblioteca Básica Salvat en 1971 y que lleva en mi casa (antes en casa de mis padres) junto a otros ejemplares de esta colección desde que tengo uso de razón. Abrí el libro, busqué el último relato y me lo leí de un tirón . El
perseguidor fue lo primero que leí de Cortázar por mediación de un amigo que me
preguntó hace muchos años ¿Has leído a Julio
Cortázar? yo le dije “no”, “pues soluciónalo ya, empieza con los relatos,
léete el primero El perseguidor” me dijo. Llegué a casa agarré la
antología de marras y la devoré de cabo a rabo. Desde entonces
le estoy agradecido a mi amigo. Después de leer aquella antología de relatos seguí con otras colecciones de cuentos hasta que
llegué a Rayuela. Ayer después de releer El perseguidor estuve brujuleando por Rayuela sin ton ni son, saltando de un capítulo a otro y fijándome en frases y párrafos que tenía subrayados. En Junio se cumplieron 50 años de la publicación de esta "novela".
Cuando se publicó Rayuela (1963) se lió parda en el panorama literario hispanoamericano, fue un pelotazo, lo puso todo patas arriba, adoradores por un lado y críticos feroces por otro: que si la antinovela, que si dónde coño están el argumento el planteamiento el nudo y el desenlace, que si qué es esa payasada del tablero de dirección, que si a este tío se le ha ido la pinza… Y es que con Rayuela Cortázar se pasó por el forro la novela convencional, a Sthendal a Galdós a Tolsotói a Víctor Hugo a todo el realismo del siglo XIX. Unos pensaban que Rayuela era una gamberrada, una tomadura de pelo, otros que era una obra maestra. El propio Cortázar alimentó la controversia definiendo el libro antes de su publicación: libro infinito, gigantesca humorada, bomba atómica, grito de alerta, el agujero negro de un enorme embudo. La polémica aunque más atenuada continúa hoy día. Creo que los que mejor entendieron Rayuela en su día fueron los que la leyeron siendo muy jóvenes, los que se acercaron a ella sin prejuicios, vírgenes, por decirlo de alguna manera. Y es que antes de leer Rayuela hay que quedarse en pelota picada, y eso es más difícil cuando uno tiene treinta o cuarenta años y ya lleva cientos de libros a cuestas.
Cuando se publicó Rayuela (1963) se lió parda en el panorama literario hispanoamericano, fue un pelotazo, lo puso todo patas arriba, adoradores por un lado y críticos feroces por otro: que si la antinovela, que si dónde coño están el argumento el planteamiento el nudo y el desenlace, que si qué es esa payasada del tablero de dirección, que si a este tío se le ha ido la pinza… Y es que con Rayuela Cortázar se pasó por el forro la novela convencional, a Sthendal a Galdós a Tolsotói a Víctor Hugo a todo el realismo del siglo XIX. Unos pensaban que Rayuela era una gamberrada, una tomadura de pelo, otros que era una obra maestra. El propio Cortázar alimentó la controversia definiendo el libro antes de su publicación: libro infinito, gigantesca humorada, bomba atómica, grito de alerta, el agujero negro de un enorme embudo. La polémica aunque más atenuada continúa hoy día. Creo que los que mejor entendieron Rayuela en su día fueron los que la leyeron siendo muy jóvenes, los que se acercaron a ella sin prejuicios, vírgenes, por decirlo de alguna manera. Y es que antes de leer Rayuela hay que quedarse en pelota picada, y eso es más difícil cuando uno tiene treinta o cuarenta años y ya lleva cientos de libros a cuestas.
Rayuela se publicó en 1963 y muy pronto se convirtió en un icono más de la contracultura en aquellos años del movimiento hippie, la contestación y el Mayo francés. Volví a leer Rayuela el año pasado y fue como quitarme veinte
años de encima, en mi opinión aunque ya se haya convertido en un clásico sigue siendo un libro transgresor, rebelde y
contestatario, en el que hay muchos momentos de una narrativa genial, como el
arranque del capítulo 73 que comparto aquí arriba. A los que no hayan leído Rayuela les recomendaría leer
primero algunos relatos de Cortázar, especialmente El perseguidor. El Johnny de
El perseguidor, ese saxofonista inspirado en Charlie Parker, ese
loco cuerdo, tiene mucho que ver con el Oliveira de Rayuela, ese bohemio que
vagabundea por las calles de París buscando a la Maga. Ah, por cierto! con
pocos escritores me he reído tanto como con Cortázar.
Hay un documento muy interesante para quien
quiera acercarse a la figura de Cortázar y a su obra, es la entrevista que le
hicieron en Televisión Española en 1977, en el programa A Fondo. Muchos ya la
conoceréis. No tiene desperdicio. Os la dejo por aquí.
Saludos cordiales.
Entrevista a Julio Cortazar en el programa A Fondo de TVE 1977
compartido por Ivan Wenger en Vimeo.
Saludos cordiales.
Entrevista a Julio Cortazar en el programa A Fondo de TVE 1977
compartido por Ivan Wenger en Vimeo.
-Alfaguara publicó en 1994 los cuentos completos
de Julio Cortázar en tres tomos. Esta edición o las colecciones de relatos por
separado suelen campar a sus anchas en bibliotecas municipales igual que
Rayuela. De Rayuela recomiendo la edición de Cátedra con prólogo de Andrés
Amorós.