Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

jueves, 23 de septiembre de 2021

138 segundos, de Joan López Lloret

El boxeo es el deporte en el que más se han fijado los grandes escritores y cineastas. Quizá porque no es un deporte, ningún deporte consiste en dos tipos en calzoncillos encima de un cuadrilátero intentando dejar al otro inconsciente a base de puñetazos. Porque, no nos engañemos, el boxeo, por mucho que hablemos de reglas, de técnica y de noble arte, consiste en eso, por eso es tan polémico. El deporte es juego y competición, y eso, en mi opinión no tiene nada que ver con el boxeo. Un profesional no sube al ring a jugar, al boxeo no se juega, tampoco sube a competir para ver quién es mejor, no, sube a tumbar al otro por dinero. Creo que la razón por la que el cine y la literatura  se han aproximado al boxeo es por su carácter épico, por la hazaña que supone intentar salir del arrabal, de la miseria, subiendo a un cuadrilátero a pelear por dinero con un tipo al que no conoces de nada. Porque  hay una verdad cruel, polémica y dolorosa, y es que mientras haya pobreza, habrá boxeo, y esa épica de lo marginal, insisto, es muy literaria y muy cinematográfica. 
Yo me aficioné al boxeo después de leer Torito, un relato en el que Julio Cortázar cuenta el ascenso y la caída de un campeón, ahí, en esas diez páginas está metido todo lo que significa el noble arte. Un libro que he leído mucho es Del boxeo, de James Carol Oates, donde la escritora neoyorquina reflexiona sobre el boxeo y sobre cómo y por qué caló tanto en la cultura popular.




 Este documental cuenta la historia de Josep Gironés, uno de los grandes púgiles del boxeo español, un ídolo deportivo entre los años veinte y treinta. Disputó ciento siete combates de los que ganó noventa y siete, y llegó a ser campeón de Europa. El 12 de noviembre de 1935 cuando estaba en su mejor momento peleó con Freedy Miller en la Monumental de Barcelona por el título mundial. A los 138 segundos del primer asalto Miller conectó un gancho al hígado de Gironés que le dejó ko en la lona. Nunca más volvió a boxear, ni se volvió a saber de él. Cuando estalló la Guerra Civil, dos días antes de que los nacionales entraran en Barcelona, huyó y se exilió en Méjico. Se le acusó de participar, como torturador en una Checa. Había otro Gironés en Valencia, también boxeador y se especula con que le confundieran con él. El documental se aproxima a la vida deportiva de Gironés en España y a sus años en el exilio en Méjico. Me ha gustado mucho como aficionado a boxeo pero también por su contenido histórico y humano, la peripecia vital de Gironés ,su ascenso y su caída, merecían este documental.