"Vine a Madrid para matar a un hombre a quien no había visto nunca. Me dijeron su nombre, el auténtico, y también alguno de los nombres falsos que había usado a lo largo de su vida secreta, nombres en general irreales, como de novela, de cualquiera de esas novelas sentimentales que leía para matar el tiempo en aquella especie de helado almacén, una torre de ladrillo próxima a los raíles de la estación de Atocha donde pasó algunos días esperándome, porque yo era el hombre que le dijeron que vendría, y al principio me esperó disciplinadamente, muerto de frío, supongo, y de aburrimiento y tal vez de terror, sospechando con certidumbre creciente que algo se estaba tramando contra él, desvelado en la noche, bajo la única manta que yo encontré luego en la cama, húmeda y áspera, como la que usaría en la celda para envolverse después de los interrogatorios, oyendo hasta media noche el eco de los altavoces bajo la bóveda de la estación y el estrépito de los expresos que empezaban a llegar a Madrid antes del amanecer."
Antonio Muñoz Molina. Beltenebros.1989.
Antonio Muñoz Molina. Beltenebros.1989.
El otro día en la biblioteca pegué la hebra con el bibliotecario, hablamos de Antonio Muñoz Molina,
de su último libro Todo lo que era sólido, de su blog, de su
literatura. En la conversación salió Beltenebros, una novela que quedó un tanto
eclipsada por el éxito de El jinete polaco. Coincidíamos los dos
en que el arranque de la novela es memorable. También hablamos de la adaptación
al cine que hizo Pilar Miró, Paco la puso como hoja de perejil, yo no pude
opinar porque no había visto la película. El caso es que busqué la peli y he
vuelto a leer el libro.
La novela arranca con fuerza y se mantiene arriba durante sus 239 páginas, el contexto de Beltenebros es la clandestinidad y el exilio durante los años de la dictadura de Franco. La narración se mueve entre los primeros años 40, los más duros de la represión franquista tras la guerra, y los años 60, cuando empieza el desencanto y las dudas de algunos militantes comunistas de la vieja guardia respecto a la causa y el partido. Muñoz Molina coge esto y escribe una novela negra de las que a mí me gustan, de las que se escriben desde la historia y reflexionan sobre ella.
La novela arranca con fuerza y se mantiene arriba durante sus 239 páginas, el contexto de Beltenebros es la clandestinidad y el exilio durante los años de la dictadura de Franco. La narración se mueve entre los primeros años 40, los más duros de la represión franquista tras la guerra, y los años 60, cuando empieza el desencanto y las dudas de algunos militantes comunistas de la vieja guardia respecto a la causa y el partido. Muñoz Molina coge esto y escribe una novela negra de las que a mí me gustan, de las que se escriben desde la historia y reflexionan sobre ella.
Darman es un militante comunista que luchó como capitán en
el bando republicano durante la guerra civil, tras la contienda se exilia en Inglaterra donde regenta una tienda de libros antiguos y sigue
colaborando con el partido. A mediados de los años 60 el partido le reclama
para que vuelva a Madrid a ejecutar a un
traidor. Darman hizo a principios de los años 40 el mismo trabajo que le han encomendado ahora. Ejecutó a un supuesto traidor sin despeinarse, la fe en la causa justificaba el asesinato y mantenía a raya su conciencia, veinte años después la fe de Darman hace aguas, tiene dudas y la conciencia se le ha subido a la chepa. En esta novela hay un planteamiento muy interesante sobre el fanatismo. También está el tema del amor, el amor como fuerza que puede con todo, incluidos los ideales.
La trama engancha, y también la reflexión sobre la traición y el valor
de las ideas que plantea el autor. Me gusta cómo se trata el tema de
clandestinidad, la de los militantes que se quedaron en Madrid,
siempre escondidos y expuestos a ser torturados, asesinados, o en el mejor de los casos encarcelados, y
la que vivían los que estaban en el exilio
con pasaporte, en relativa tranquilidad y haciendo trabajos puntuales. La novela aborda el tema de la traición y el desencanto
político. Es difícil mantenerse fiel durante veinte años a un
ideal, a una doctrina, o a un partido cuando el partido, la doctrina
o la ideología mandan, hablan y piensan por ti. Me ha gustado más Beltenebros ahora que cuando la leí por primera vez.
En cuanto a la película, tengo que decir que a pesar de
algunos prejuicios que tenía sobre ella (me la había pintado muy mal gente
cuyo criterio suelo tener en cuenta) me gustó. Creo que Pilar Miró hace un
buen trabajo de dirección, la película tiene una factura impecable, aunque hay que reconocer que le
falta alma, los personajes principales están bastante planos y la historia no
termina de calar, yo creo que el tono de thriller internacional que
quisieron darle, más que beneficiarle le
perjudica. Pero hay tipos con sombrero y
gabardina, gente desilusionada y desorientada, luces de neón, noches lluviosas
con asfalto mojado, pistolas y hasta una imponente cabaretera, cine negro vamos, algo que
escasea por estas latitudes. La película arranca con un plano secuencia bastante bueno y la fotografía y la música son estupendas. Se
merece un revolcón.
Por cierto, el título de la novela tiene miga, Beltenebros es el nombre que toma Amadís de Gaula (protagonista del célebre
libro medieval de caballerías del mismo nombre)
cuando es rechazado por su amada y se retira a vivir a una oscura cueva a lamerse las
heridas. Y Beltenebros, es el nombre que se pone Don Quijote cuando emulando a
Amadís, hace su particular penitencia en Sierra Morena. El malo de la novela de Muñoz Molina también
se mueve en la oscuridad y vive en una guarida que es un cine abandonado.
-He leído buena parte de las novelas publicadas por Antonio Muñoz Molina, recomiendo especialmente El invierno en Lisboa, Beltenebros, El jinete polaco, Ardor guerrero, Plenilunio, La noche de los tiempos y su ensayo Todo lo que era sólido. Creo que La noche de los tiempos es la mejor novela sobre la guerra civil española que se ha escrito en España desde Días de llamas de Juan Iturralde, publicada en 1979. Esto es una opinión personal no una verdad categórica. Sobre Todo lo que era sólido ya hablé aquí en una entrada, un libro imprescindible, de lo mejor que leí en 2013.
-Los libros de Muñoz Molina campan a sus anchas por las bibliotecas públicas.