A raíz de leer el ensayo de Manuel Hidalgo, El banquete de los genios. Un Homenaje a Luis Buñuel, he leído las memorias del maestro de Calanda: Luis Buñuel. Mi último suspiro. Me lo he pasado teta. Un libro honesto y sin pretensiones en el que Buñuel hace recuento de su vida y de sus películas. Buñuel habla sin tapujos de Dalí, de Lorca, del surrealismo, de la guerra civil, del franquismo, de su militancia comunista, de su ateísmo, de Calanda, de la residencia de estudiantes de Madrid, de París, de México, de Hollywood y de su manera de entender el cine. También del tabaco y del alcohol, dos de sus grandes pasiones.
“Si se me apareciera Mefistófeles, para proponerme recobrar eso que se ha dado en llamar virilidad, le contestaría: <<No, muchas gracias, no me interesa; pero fortaléceme el hígado y los pulmones, para que pueda seguir bebiendo y fumando>>”
Un libro sin florituras escrito con sencillez. Buñuel reconoce que no es hombre de letras y que contó para escribir sus memorias con la colaboración de Jean Claude Carriére, con el que mantuvo largas conversaciones durante años.
Hace años dedicaron un ciclo a Luis Buñuel en la Filmoteca Española y proyectaron todas sus películas. Las vi prácticamente todas. Por aquel entonces yo trabajaba en Madrid, por Moncloa, salía de currar a las tres comía algo por ahí o el menú del restaurante del Doré y me metía en la sesión de las cinco y media, a veces había sesión doble y salía del cine de noche, bajaba por la calle Atocha hasta la estación ensimismado con lo que había visto y cogía el cercanías de vuelta a Alcalá de Henares. A veces quedaba con algún amigo otras iba sólo. Lo que más echo de menos de trabajar en la capital son las sesiones de cine en la filmoteca sólo o con amigos que me pegaba después de salir de trabajar. Cuando eran con amigos, alguna vez la sesiones en la filmo acabaron en juergas hasta el amanecer, incluso en ir a trabajar de empalmada. Lo de las juergas ya no lo echo de menos, lo de ir a la filmoteca tres veces por semana sí, mucho. Pero me estoy yendo por las ramas contando batallitas sin ir al grano, el grano es Buñuel, sus memorias y sus películas.
Hace años dedicaron un ciclo a Luis Buñuel en la Filmoteca Española y proyectaron todas sus películas. Las vi prácticamente todas. Por aquel entonces yo trabajaba en Madrid, por Moncloa, salía de currar a las tres comía algo por ahí o el menú del restaurante del Doré y me metía en la sesión de las cinco y media, a veces había sesión doble y salía del cine de noche, bajaba por la calle Atocha hasta la estación ensimismado con lo que había visto y cogía el cercanías de vuelta a Alcalá de Henares. A veces quedaba con algún amigo otras iba sólo. Lo que más echo de menos de trabajar en la capital son las sesiones de cine en la filmoteca sólo o con amigos que me pegaba después de salir de trabajar. Cuando eran con amigos, alguna vez la sesiones en la filmo acabaron en juergas hasta el amanecer, incluso en ir a trabajar de empalmada. Lo de las juergas ya no lo echo de menos, lo de ir a la filmoteca tres veces por semana sí, mucho. Pero me estoy yendo por las ramas contando batallitas sin ir al grano, el grano es Buñuel, sus memorias y sus películas.
Estos días en casa después de leer sus memorias he vuelto a ver algunas películas de Buñuel. Lo que más me ha llamado siempre la atención del cine de Buñuel es su libertad. Cada película de Buñuel fue un pelotazo en su tiempo, todavía lo son vistas hoy. Probablemente Buñuel ha sido uno de los directores más libres de la historia del cine. En sus memorias cuenta una anécdota que ilustra muy bien su manera de entender el cine y la diferencia entre un director autor dueño de todo el proceso como era él y un director de Hollywood sujeto a las órdenes de los estudios y los productores. Buñuel cuenta que en un encuentro en Madrid con Nicholas Ray, este le preguntó cómo se las apañaba para hacer películas tan libres e interesantes con tan poca pasta, Buñuel le contestó que para él el presupuesto no era un problema, que él adaptaba la historia al presupuesto que tuviera. La modestia de su presupuesto era la condición de su libertad. Buñuel aconsejó a Nicholas Ray (en pleno apogeo de su carrera), que aprovechara su éxito como cineasta para hacer un experimento. “Usted se lo puede permitir todo. Intente conquistar esa libertad” le dijo Buñuel al director de En un lugar solitario. Buñuel le aconsejó que en lugar de rodar una película por cinco millones de dólares, rodara una por cuatrocientos mil y vería como notaba la diferencia. Nicholas Ray le contestó que ni hablar, que si hacía eso en Hollywood pensarían que estaba en decadencia, acabado, y nunca volvería a rodar nada. Buñuel cuenta cómo aquella conversación le entristeció y cómo nunca podría haberse adaptado al sistema hollywoodiense. Buñuel nunca hizo cine pensando en la taquilla, ni en la industria del entretenimiento, ni siquiera pensaba en el espectador. Dos mundos, dos vidas, y dos maneras de entender el cine. El tema del director autor es interesante, en El banquete de los genios, que no me canso de recomendar, Manuel Hidalgo dedica un capítulo al tema, Un autor y diez directores, no tiene desperdicio.
Del cine de Buñuel ya se ha dicho de todo, nada nuevo puedo añadir yo, sólo aconsejar que veáis y reveáis algunas de sus películas. Leer las memorias de Buñuel me ha servido para confirmar lo que ya sospechaba: del cine de Buñuel se han dicho gilipolleces por un tubo, tanto por parte de sus entusiastas como de sus detractores. El propio Buñuel se sorprende y se ríe en sus memorias de las interpretaciones rocambolescas que algunos han querido ver en sus películas, tanto en lo que se refiere al tema de los sueños y el surrealismo tan presente en su filmografía como a la intención política de algunos de sus films.
Viridiana, El ángel exterminador, Los olvidados, Tristana, El discreto encanto de la burguesía y La vía láctea son algunas de mis favoritas, aunque de su etapa mexicana hay auténticas joyitas que han pasado más desapercibidas, como Él o Abismos de pasión, la adaptación de la novela Cumbres borrascosas, que a mí me gusta más que la versión de William Wyler.
Ayer me calcé seguidas Los olvidados y La vía láctea. Los olvidados es la película que más me gusta de Buñuel, una película realista y social que a la vez muestra algunos de los temas preferidos del director; lo irracional, lo instintivo, el mundo de los sueños, el deseo insatisfecho… La película trata sobre los niños abandonados de México. El hambre, la pobreza y la miseria es lo que convierte a los niños en criminales. Hay un fondo dickensiano en la cinta, es inevitable acordarse de Oliver Twist cuando uno ve Los olvidados, sin embargo en esta película no hay lugar para el optimismo y el sentimentalismo que tanto le gustaba al viejo Dickens. Buñuel cuenta que con Los olvidados quería evitar a toda costa la dulcificación de la miseria y de los pobres tan habitual a la hora de tratar estos temas. “Traté de denunciar la triste condición de los humildes sin embellecerla, porque odio la dulcificación del carácter de los pobres”, y vaya si lo consiguió, en Los olvidados no hay ni gota de almíbar, es dura, seca y sobrecogedora. Buñuel cuenta en sus memorias que hizo trabajo de campo, se disfrazó con sus ropas más viejas y recorrió durante meses los arrabales de México DF, mirando, escuchando y preguntando. Los olvidados es una película de denuncia que se limita a mostrar una realidad dejando la solución del problema a “las fuerzas progresivas de la sociedad” ¿ironía de Buñuel esta frase de la introducción?, que cada uno juzgue si hemos progresado mucho en este sentido desde 1950. A los que tengan dudas les recomiendo un documental, Los desheredados de Manila.
Siempre se habla de Buñuel como autor, como artista, como transmisor de un universo propio, pero Buñuel aparte de un artista era un gran director de cine, un buen técnico, un figura con la cámara. En Los olvidados al ser una película más formal se aprecia muy bien la pericia de Buñuel en este sentido. Los olvidados se rodó en 21 días y con cuatro perras.
La vía láctea es otra cosa, Buñuel en estado puro, cada vez que la veo me pregunto cómo dejaron al de Calanda hacer esta gamberrada. Buñuel era un ateo muy particular (ateo gracias a Dios decía siempre), un ateo obsesionado con Dios, con la religión y con la iglesia, lector empedernido de la Biblia y de tratados de religión, aficionado a disfrazarse de cura o monja y amigo de frailes y sacerdotes. No era un ateo visceral, incendiario y comecuras, sabía de lo que hablaba cuando trataba de Dios, la religión y la iglesia. En esta película no hay un argumento formal, Buñuel, se pasa por el arco del triunfo el espacio, el tiempo, el planteamiento, el nudo y el desenlace. Dos vagabundos franceses salen de París y van de peregrinaje a Santiago de Compostela, por el camino, liberados del tiempo y el espacio se tropiezan con personajes y situaciones relacionados con la religión. La película engancha un gag tras otro y tiene momentos muy divertidos, como las refinadas disputas que mantienen en un restaurante camareros y clientes sobre la existencia de Dios o la naturaleza de Cristo, o el duelo a espada entre un jansenista y un jesuita mientras discuten cuestiones teológicas. Buñuel, después de leer la obra de Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles quería hacer una película sobre las herejías de la religión cristiana. Se documentó bien, investigó y leyó sobre el tema durante dos meses. Por la película desfilan entre otros; el Marqués de Sade, el obispo Prisciliano, Lucifer y Jesús de Nazaret. En sus memorias, Buñuel afirma que todo lo que se ve y se oye en la película se sostiene sobre documentos auténticos.
La vía láctea. Camareros disertando sobre la naturaleza de Cristo.
Contra pronóstico la película tuvo una acogida razonable. Hubo reacciones contradictorias, unos hablaban de una película contestataria antirreligiosa y anticlerical y a otros les pareció demasiado mansa, Julio Cortázar llegó a decir que estaba pagada por el Vaticano. Esto es lo que dice Buñuel al respecto en sus memorias.
La vía láctea. Camareros disertando sobre la naturaleza de Cristo.
“Estas querellas de intención me dejan cada vez más indiferente. A mis ojos La vía láctea no está a favor ni en contra de nada. Aparte de las situaciones y de las disputas doctrinarias auténticas que la película mostraba, me parecía ser ante todo, un paseo por el fanatismo en que cada uno se aferraba con fuerza e intransigencia a su parcela de verdad, dispuesto a matar y morir por ella.”
Ahí queda eso. Siempre se habla del fundamentalismo religioso, pero a mí me provocan el mismo rechazo los fundamentalistas de la religión que los fundamentalistas de las ideas. Los fundamentalistas ideológicos que rinden culto a la intolerancia, los que consideran enemigos a los que no piensan como ellos tienen más peligro que un chimpancé con un revólver, sobre todo cuando tienen público. Los hay de todos los colores. A algunos se les ve venir, otros son lobos con piel de cordero. En este sentido hay unas palabras de Buñuel en sus memorias que me han gustado mucho.
“No me gustan los poseedores de la verdad, quienesquiera que sean. Me aburren y me dan miedo. Yo soy antifanático (fanáticamente)”
Las memorias de Buñuel me han curado de muchos tópicos que tenía asumidos sobre él, y me han permitido revisar sus películas con otra mirada.
Os dejo por aquí algunos enlaces y algunos libros sobre Buñuel, y os informo de que a finales de este mes se cumplen treinta años de su muerte y empieza en la Filmoteca Española un ciclo: Luis Buñuel. 30 años. El ciclo empieza el Viernes 26 a las 18:00 con la proyección de Un perro andaluz (Un chien andalou) y La edad de oro. Os adjunto también el enlace de la filmoteca. La filmoteca es un cine bueno, bonito y barato (2,50 la sesión, 20 euros el bono de 10 sesiones) que todo el que visite Madrid debería conocer.
Saludos cordiales.
- El libro Luis Buñuel. Mi último suspiro es fácil de encontrar en la sección de biografía de las bibliotecas públicas. Hay edición en Debolsillo por 10 euros.
-La única biografía de Buñuel que conozco es Luis Buñuel: biografía crítica, de J Francisco Aranda. Creo que está descatalogada.
-Página de la Filmoteca Española
-Programación Cine Doré mes de Julio
-Los olvidados. Pelicula completa compartida en Vimeo. Gracias a Exilio Regreso
-Documental "A propósito de Buñuel" completo compartido en Vimeo. Gracias a ruizdechavez.
-Documental Los desheredados de Manila emitido en La noche temática de Televisión Española en enero de 2011. Compartido en Vimeo. Gracias a Miguel Angel.
- El libro Luis Buñuel. Mi último suspiro es fácil de encontrar en la sección de biografía de las bibliotecas públicas. Hay edición en Debolsillo por 10 euros.
-La única biografía de Buñuel que conozco es Luis Buñuel: biografía crítica, de J Francisco Aranda. Creo que está descatalogada.
-Página de la Filmoteca Española
-Programación Cine Doré mes de Julio
-Los olvidados. Pelicula completa compartida en Vimeo. Gracias a Exilio Regreso
-Documental "A propósito de Buñuel" completo compartido en Vimeo. Gracias a ruizdechavez.
-Documental Los desheredados de Manila emitido en La noche temática de Televisión Española en enero de 2011. Compartido en Vimeo. Gracias a Miguel Angel.