En 1833, movidos por el espíritu de aventura y las promesas de tierras gratis, la familia Parker viaja desde
Illinois a Texas en una caravana de carretas. Los
Parker formaban parte de la oleada de colonos que puso rumbo al oeste de Estados Unidos en busca de tierras y oportunidades
después de la compra de Luisiana a los franceses en 1803. Con la
compra de Luisiana, el gobierno estadounidense adquirió alrededor de dos millones
de kilómetros cuadrados de tierra
salvaje. La enorme extensión comprendía lo que hoy conocemos como
Arkansas, Misuri, Iowa, Oklahoma,
Kansas, Nebraska, Minnesota, gran parte de Dakota del Norte y Dakota del Sur,
parte de Nuevo México, el norte de Texas, y parte de Montana, Wyoming y
Colorado. No era mala parcela la
que se compró Thomas Jefferson.
En 1835 el clan
Parker se establece en el centro de Texas, cerca de la actual ciudad de Mexía y construye un fuerte.
Los Parker, sumando las tierras
concedidas a cada cabeza de familia se habían hecho con un total de seis mil
quinientas hectáreas (sesenta y cinco kilómetros cuadrados) de tierra fértil
llena de bosques de roble y grandes praderas en las que abundaba el agua, la
caza, la pesca, las manadas de bisontes y los indios comanches, la tribu más
hostil y belicosa de América del Norte. Los comanches mantuvieron a raya durante años al resto de tribus de la zona y al hombre blanco gracias a su dominio del caballo y
de la guerra.
La mañana del 19 de Mayo de 1836 una de las pequeñas del
clan, Cynthia Ann Parker, de nueve años, juega en los alrededores de la empalizada
mientras los hombres trabajan en los campos de maíz y las mujeres laboran en
el interior del fuerte incomprensiblemente abierto de par en par. Reciben la visita de una
banda de comanches que les piden comida y agua, los hombres se acercan y
enseguida caen abatidos por las lanzas y flechas, antes de morir les cortan los genitales y les
arrancan las cabelleras. Las mujeres
corren despavoridas pero enseguida son alcanzadas por los indios, la abuela del
clan es clavada al suelo con lanzas y violada
repetidamente. Un bebé que no
para de llorar es arrancado de los brazos de su madre y degollado. Cynthia Ann
Parker es hecha cautiva y conducida al
campamento indio, allí es
testigo de cómo su tía es violada y torturada por los comanches. Rachel
Parker, la tía de Cynthia fue liberada
meses después. Cynthia Ann permaneció cautiva de los comanches veinticuatro años. A los
pocos meses había olvidado el inglés y había adoptado la lengua y las
costumbres de los comanches, hasta el punto de que se casó con el jefe comanche
Peta Nocona con el que tuvo tres hijos, uno de los cuales, Quanah , fue el
último guerrero caudillo de los comanches, el último que se rindió al hombre
blanco.
Cynthia Ann Parker con su hija Flor de la Pradera tras ser "liberada" de los comanches. |
La historia del secuestro y cautiverio de Cynthia Ann Parker
corrió como la pólvora por la costa este
y los asentamientos de colonos del
oeste. Comerciantes, cazadores y exploradores decían haber visto a la comanche
de ojos azules, la realidad se empezó a
fundir con la leyenda. La leyenda de Cynthia Ann Parker dio origen un siglo después a uno de los
westerns más bellos de la historia del
cine, a una de las películas más
hermosas y emocionantes que yo he visto, Centauros del desierto de John
Ford, en la que John Wayne
interpreta al tío de Cynthia Ann, James
Parker, que la buscó durante diez años. Sin embargo la realidad suele ser más
árida y compleja que la ficción y la leyenda. En la
realidad de Cynthia Ann Parker no hay final feliz, no es devuelta por su
voluntad a su familia mientras suena la música de Max Steiner, no aparece entre
el polvo del desierto de Texas llevada a
caballo por John Wayne, no es felizmente entregada a sus tíos, que la ven llegar desde el porche de la casa. Qué
gran película.
En 1860 cuando su hijo mayor Quanah tenía 12 años, Cynthia
Ann fue capturada por los rangers durante un ataque a su poblado, ataque en el que fueron asesinados (con parecida saña a la que usaron los comanches en 1836 con su familia biológica) todos los
miembros de su tribu incluido su marido.
Sólo sobrevivieron ella y su hija pequeña Flor de la Pradera, sus ojos azules
la delataron como la Squaw blanca.
Quanah consiguió escapar. Cuando Cynthia Ann Parker fue devuelta a los suyos
tenía 34 años, durante su cautiverio se había
escondido y escapado del hombre blanco en varias ocasiones por miedo a
que la devolvieran a los de su raza.
Algo que dejaba perplejo al hombre blanco, que en su ciego etnocentrismo
no era capaz de entender cómo una blanca, pudiendo escoger entre la civilizada,
industrializada y cristiana cultura europea, y la primitiva cultura comanche,
prefería la segunda. Cynthia Ann
no consiguió adaptarse a “los
suyos”, intentó huir y volver con los comanches sin éxito. Se encerró en sí
misma y cayó en una profunda depresión,
su familia y allegados concluyeron cómodamente
que se había vuelto loca. Su hija Flor de la Pradera murió de unas fiebres tiempo después de ser devuelta
a los blancos. Cynthia Ann dejó de hablar y de comer y murió en 1870. Su hijo Quanah, el último comanche,
siguió dando guerra hasta que fue confinado en una reserva en 1875.
La historia de Cynthia Ann Parker y de su hijo Quanah es el hilo conductor del
magnífico ensayo de S.C. Gwynne, El imperio de la luna de agosto. Auge y caída
de los comanches. He disfrutado mucho con este libro. Un libro que como dice una crítica del New York times deja polvo y sangre en los vaqueros, y que cuenta el auge y la caída de una civilización, de una
cultura ancestral aplastada por otra nueva.
Se suele hablar del curso de la historia y del mencionado "Destino manifiesto" a la hora de justificar lo que ocurrió con los nativos durante la conquista y colonización de América. Parece que hay discrepancia entre los expertos e historiadores en la materia a la hora de hablar de genocidio indio. Muchos opinan que no es el término más adecuado para explicar la desaparición de los indios americanos y su cultura, ya que la principal causa de muerte de los nativos americanos no fue la guerra o las matanzas indiscriminadas sino las enfermedades, parece que la gran mayoría de los indios americanos murieron a causa de enfermedades traídas por los europeos. En mi opinión, aunque esto fuera así, no nos deja en mejor lugar como cultura o como civilización. Enfermedades, guerras, matanzas, expolio natural... Se mire por donde se mire el carácter de la conquista y colonización de los europeos en las tierras primitivas fue brutal, y no sólo en América. Esta es una de las muchas cuestiones que plantea este libro que los amantes de la historia disfrutarán, un libro que rompe varios mitos y tópicos respecto a la cuestión india en Norteamérica. Los amantes de la historia y del western lo disfrutaran doblemente, porque aunque este ensayo no se apoya en la ficción ni en la leyenda, evoca continuamente los grandes clásicos del género que recrearon a su manera la historia de la formación de un país. No perdáis de vista El imperio de la luna de agosto.Auge y caída de los comanches, y ya que estáis, y para desengrasar, pegaros un chute de ficción y de leyenda viendo Centauros del desierto.
Probablemente la desaparición de la
cultura comanche ya era un hecho
cuando el Mayflower llegó a las costas de Massachusetts en 1620, desde que los
primeros colonos pisaron aquellas tierras de la costa este
y se las quedaron convencidos de que el etnocentrismo y
el “Destino manifiesto” les daba derecho a ello. Luego siguieron llegando y no
se conformaron con las colonias de la
costa este, así que siguieron hasta los Apalaches los atravesaron y
siguieron avanzando y llegando, en su avance tropezaban con las tribus indias
(unas más hostiles que otras) a las que masacraron sin piedad a medida que se acercaban a la
costa oeste. Hasta que llegaron a territorio comanche, la comanchería,
allí los indios guerreaban a caballo y eran los mejores jinetes y guerreros que jamás había visto el hombre blanco, además los mustangs que montaba eran más rápidos y fuertes que los de los rostros pálidos. Aunque parezca
mentira, los aparatosos fusiles de un sólo disparo de los colonos que era necesario volver a cargar bajando del caballo no podían
competir con los arcos que los comanches usaban con gran rapidez y precisión desde sus monturas.
Durante un tiempo parte de la comanchería
fue territorio impenetrable. Incluso el gobierno estadounidense se planteó renunciar a esas tierras y dejárselas a sus dueños, los comanches. Pero ya se
sabe, el destino manifiestamente manifiesto era providencial para los colonizadores; las
enfermedades, las armas de repetición, y
la caza indiscriminada del búfalo
hicieron el resto.
Se suele hablar del curso de la historia y del mencionado "Destino manifiesto" a la hora de justificar lo que ocurrió con los nativos durante la conquista y colonización de América. Parece que hay discrepancia entre los expertos e historiadores en la materia a la hora de hablar de genocidio indio. Muchos opinan que no es el término más adecuado para explicar la desaparición de los indios americanos y su cultura, ya que la principal causa de muerte de los nativos americanos no fue la guerra o las matanzas indiscriminadas sino las enfermedades, parece que la gran mayoría de los indios americanos murieron a causa de enfermedades traídas por los europeos. En mi opinión, aunque esto fuera así, no nos deja en mejor lugar como cultura o como civilización. Enfermedades, guerras, matanzas, expolio natural... Se mire por donde se mire el carácter de la conquista y colonización de los europeos en las tierras primitivas fue brutal, y no sólo en América. Esta es una de las muchas cuestiones que plantea este libro que los amantes de la historia disfrutarán, un libro que rompe varios mitos y tópicos respecto a la cuestión india en Norteamérica. Los amantes de la historia y del western lo disfrutaran doblemente, porque aunque este ensayo no se apoya en la ficción ni en la leyenda, evoca continuamente los grandes clásicos del género que recrearon a su manera la historia de la formación de un país. No perdáis de vista El imperio de la luna de agosto.Auge y caída de los comanches, y ya que estáis, y para desengrasar, pegaros un chute de ficción y de leyenda viendo Centauros del desierto.
Saludos cordiales.
-El imperio de la luna de agosto. Auge y caída de los comanches. S.C. Gwynne. Editorial Turner. 2011. 486 páginas. 28 eurazos. De momento no hay edición de bolsillo.
Otros libros sobre el tema:
-El imperio comanche. Pekka Hamalainen. 2013. Editorial península.
-Indios Norteamericanos. Gregorio Doval. 2009. Editorial Nowtilus.
-La conquista del oeste. Gregorio Doval. 2009. Editorial Nowtilus.
-El imperio de la luna de agosto. Auge y caída de los comanches. S.C. Gwynne. Editorial Turner. 2011. 486 páginas. 28 eurazos. De momento no hay edición de bolsillo.
Otros libros sobre el tema:
-El imperio comanche. Pekka Hamalainen. 2013. Editorial península.
-Indios Norteamericanos. Gregorio Doval. 2009. Editorial Nowtilus.
-La conquista del oeste. Gregorio Doval. 2009. Editorial Nowtilus.