Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

miércoles, 31 de julio de 2013

Tras la pista de James Salter

 
 
 
Tenía a James Salter apuntado en el cuaderno de pendientes desde hace tiempo. Mi cuaderno de lecturas pendientes está a reventar, cuanto  más leo más  me  queda por  leer, más larga es la lista de novelas, ensayos y libros de poemas que quiero leerme, libros que me  han recomendado o sobre los que he leído en blogs, revistas u otros libros. A menudo son los propios  libros los que te llevan a otros libros a  otros autores a otros temas, esos  suelen ser los buenos.  
En uno de  los paseos a  la biblioteca busqué a James Salter y encontré Juego y distracción. A medida que avanzaba en la lectura de esta novela tenía la sensación de haber descubierto a un gran escritor, a un narrador de  los grandes. Mientras pasaba las páginas crecía el entusiasmo y el placer de estar leyendo una novela que no tenía nada que  ver con nada de lo que había leído en mucho tiempo, no en cuanto al tema  (Juego y distracción es una historia de amor) sino en lo que se refiere a la mirada del autor, a su facilidad para bucear en la profundidad  de la vida. Respecto al estilo, a la manera de narrar, Salter me ha parecido un figura.
Phillip es un brillante estudiante norteamericano que ha dejado la universidad  y se dedica a viajar en coche por Europa, en Francia  conoce a Anne-Marie una dependienta de la que se enamora. El narrador es un compatriota de Phillip afincado en Francia que  construye el relato de los amantes a partir  de su relación personal con ellos y de lo que intuye y  evoca su imaginación. El libro es seductor, la prosa de Salter atrapa desde la primera frase, pero también los  temas  que trata y el modo de abordarlos; el sexo, la  confusión entre el amor y el deseo, el  vértigo  ante el compromiso y las responsabilidades que provoca el paso de la juventud a la madurez, la soledad… En cuanto al sexo explícito Salter  marca la diferencia entre el  erotismo elegante y la  pornografía.  Juego y distracción se publicó en 1967 y por lo visto pasó bastante inadvertida hasta que con los años se convirtió en novela de culto y consagró a James Salter como escritor.
Empecé el libro el sábado por la tarde y lo terminé por  la  noche,  al día siguiente a primera hora, ansioso como un yonqui en busca de un chute más  me fui a la librería  de El Corte Inglés “quiero todo lo que tengáis de  este tío”  le dije a  la  dependienta, para mi desesperación no tenían nada en stock, así que pasé el  domingo leyendo otra vez de un tirón Juego y distracción. El lunes seguí tras la pista de Salter, en la biblioteca del barrio  encontré  Años luz, y en Casa del Libro me  llevé lo que tenían: La última  noche y Quemar los días. La última noche es un libro de relatos, todos giran en torno a verdades incómodas y dolorosas sobre el amor, la soledad, la felicidad y la vida. Estos días seguiré a la caza y captura de los libros de James Salter, pateándome las bibliotecas y librerías que queden abiertas, avituallándome de  ficción para las  vacaciones.  En cuanto a literatura, el mes de agosto  lo voy a dedicar principalmente a James Salter.  Durante las vacaciones,  aparte de cultivar la mente con buena literatura me  dedicaré  a  cultivar los  placeres del cuerpo, me remojaré en la playa, me refrescaré el gaznate con cerveza fría  en algún chiringuito, disfrutaré de la gastronomía del lugar, me pegaré siestas, y beberé algún que otro güisqui  con hielo a la luz  de la luna, todo  en buena compañía claro. En agosto desconecto el ordenador, así que estaré de vuelta por aquí en septiembre.  No perdáis de vista a James Salter.
Feliz verano.