Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

miércoles, 13 de marzo de 2013

Todo lo que era sólido

“En treinta y tantos años de democracia y después de casi cuarenta de dictadura no se ha hecho ninguna pedagogía democrática. La democracia tiene que ser enseñada, porque no es natural, porque va en contra de inclinaciones muy arraigadas en los seres humanos. Lo natural no es la igualdad sino el dominio de los fuertes sobre los débiles. Lo natural es el clan familiar y la tribu, los lazos de sangre, el recelo hacia los forasteros, el apego a lo conocido, el rechazo de quien habla en otra lengua o tiene otro color de pelo o de piel. Y la tendencia infantil y adolescente a poner las propias apetencias por encima de todo, sin reparar en las consecuencias que pueden tener para los otros, es tan poderosa que hacen falta muchos años de constante educación para corregirla. Lo natural es aceptar límites a los demás y no aceptarlos en uno mismo. Creerse el centro del mundo es tan natural como creer que la Tierra ocupa el centro del universo y que el Sol gira alrededor de ella. El prejuicio es mucho más natural que la vocación sincera de saber. Lo natural es la barbarie, no la civilización, el grito o el puñetazo y no el argumento persuasivo, la fruición inmediata y no el empeño a largo plazo (...) Lo natural es la ignorancia: no hay aprendizaje que no requiera un esfuerzo y que no tarde en dar fruto. Y si la democracia no se enseña con paciencia y dedicación y no se aprende en la práctica cotidiana, sus grandes principios quedan en el vacío o sirven como pantalla a la corrupción y a la demagogia. La única manera de predicar la democracia es con el ejemplo. Y con el ejemplo de sus actos y de sus palabras lo que han predicado con abrumadora frecuencia en España la mayoría de los dirigentes políticos y de sus propagandistas ha sido lo contrario de la democracia”.



Anoche terminé de leer el último libro de Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era sólido, un ensayo sobre la España actual, sobre lo que se veía venir y ahora todo el mundo dice que estaba claro que vendría pero que en su momento nadie vio, o nadie quiso ver. El libro no se queda en la actualidad, es una mirada hacia atrás, una reflexión sobre la historia reciente de nuestro país. Muñoz Molina conoce bien España, proveniente de una familia de campesinos de Úbeda que las pasó canutas durante la guerra civil y la posguerra, vivió los últimos años de la dictadura franquista y fue testigo de una época en la que aún no existían derechos que ahora están en peligro. Recién llegado a Madrid a estudiar periodismo participa en una manifestación en contra del fusilamiento de Salvador Puig Antich y es detenido, vivió la transición (en el libro se sorprende de la crítica feroz con la que algunos sectores de izquierda atacan la transición, y de la injusticia y el poco rigor con la que abordan el tema) y trabajó como auxiliar administrativo en el ayuntamiento de Granada durante los primeros gobiernos de la democracia, más tarde fue testigo de la actualidad como escritor consagrado y responsable del Instituto Cervantes en Nueva York. Muñoz Molina además de leer y escribir, ha vivido, y sabe de lo que habla. También entona un "mea culpa" por la parte que le toca, por no haber dado la cara en su momento, por no ver o por no querer ver lo que ahora ve con tanta claridad, el secuestro de la democracia por parte de los políticos, la impunidad con la que han robado y especulado.

La ruina en la que nos ahogamos hoy empezó entonces: cuando la potestad de disponer del dinero público pudo ejercerse sin los mecanismos previos de control de las leyes; y cuando las leyes se hicieron tan elásticas como para no entorpecer el abuso, la fantasía insensata, la codicia, el delirio –o simplemente para no ser cumplidas

El libro también apunta como causa de la ruina al clientelismo y al sectarismo político que los propios políticos fomentaron y siguen fomentando, y que hace imposible un acuerdo para buscar soluciones. También habla de la obsesión por el pasado, por el revisionismo de la historia que lejos de buscar aprender de los errores busca el enfrentamiento y la revancha, desviando la atención de los problemas reales. No se  trata de enterrar la historia, de olvidarla, sino de abordarla con espíritu constructivo, sin utlizarla para separar y ajustar cuentas. Precisamente fue Muñoz Molina el que pidió un gran pacto  sobre la Guerra Civil a raíz  del carajal que se montó a cuenta de la Ley de Memoria  Histórica en 2006; "No se puede hablar de Guerra Civil como si los españoles estuviésemos divididos como entonces" “El parlamento debería crear una comisión de historiadores (elegidos no por cuotas, sino por unanimidad o por  mayoría de tos tercios) que hiciera un relato sobre  lo que  pasó en la guerra y el abuso cometido en uno y otro bando”,  se lió parda, menudo follón.
Este ensayo no sólo carga contra la clase política, según Muñoz Molina nadie ha estado a la altura de las circunstancias incluyendo los intelectuales. No sólo  pone el foco en el empobrecimiento económico, también en el moral y político.

“Es muy difícil llevar la contraria en España” “Es muy difícil no pertenecer a un grupo, a una tribu, a una patria, a lo que sea” "La clase política ha dedicado más de treinta años a exagerar diferencias y a ahondar heridas, y a inventarlas cuando no existían."

Cualquiera que lea la prensa, vea los telediarios o participe regularmente en las redes sociales ha sido testigo de este fenómeno del que habla el autor, cualquiera que esté pendiente de la actualidad política del país asiste al espectáculo de la gresca continua. Hay que ser de izquierdas o de derechas a muerte, la verdad sólo es verdad cuando la dice alguien de tu partido, alguien partidario a tu ideología. Lo mismo pasa con lo que es justo, si el que apela a la justicia social es el contrario ya no vale ya "no es lo mismo", y lo mismo ocurre con la corrupción claro. Ir por libre está mal visto, hay que militar, pertenecer a un grupo o a un ideario,  la equidistancia a la hora de juzgar y analizar cualquier cuestión del tipo que sea también es sospechosa , cuidado con salir del redil para coger perspectiva. A algunos no les entra en la cabeza que uno cambie de opinión y que un día pueda estar de acuerdo con unos y otro con los otros, el pensamiento libre está muy mal visto en España. Y esto, estoy de acuerdo con Muñoz Molina, lo han fomentado los políticos durante años. El sectarismo político es una  de las peores lacras que tenemos en España, porque enquista los errores y perpetúa los conflictos, cualquier acercamiento a la posición ideológica contraria es vista como una traición por parte del redil en el que cada uno milita, recrearse en la diferencia y no en la similitud es el deporte nacional.

"Necesitamos discutir abiertamente, rigurosamente y sin miedo, y sin mirar de soslayo a ver si cae bien a los nuestros lo que tenemos que decir. Necesitamos información veraz sobre las cosas para sostener sobre ella opiniones racionales y para saber qué errores hace falta corregir y en qué aciertos podemos apoyarnos para buscar salidas en esta emergencia."

Me ha gustado mucho Todo lo que era sólido, porque es una llamada a la reflexión, al sentido común, al debate sereno, al análisis razonado y no visceral, a la rebelión cívica y serena, a pensar con la cabeza y no con las tripas sobre lo que pasa y ha pasado en España. Algo que se agradece en estos tiempos tan vocingleros. También avisa Muñoz Molina de algo que muchos han olvidado o que simplemente desconocen, que esta democracia tan maltratada por la casta política, tan imperfecta, ha sido el sistema político más libre y más justo que ha conocido España, y que corremos el riesgo de perderla a  causa de despreciarla tanto. Es cierto que el libro no aporta grandes soluciones, y que pedir serenidad  y civismo a gente que  las  está pasando putas y que no tiene ni para cubrir sus necesidades básicas mientras algunos  políticos se lo llevan crudo,  puede parecer  paternalista cuando se hace desde  el  sillón y con la panza llena. No obstante creo que este libro  apela a algo fundamental como punto de partida para abordar esta crisis. Un ensayo muy recomendable, no lo perdáis de vista.


- Todo lo que era sólido. Antonio Muñoz Molina. Seix Barral. Febrero de 2013.18,50 euros. Lo presto.

He leído bastante a Muñoz Molina, prácticamente todo. Aparte de éste, recomiendo El jinete polaco, El invierno en Lisboa, Plenilunio y La noche de los tiempos.

-Os adjunto un vídeo tráiler sobre el libro, y un autorretrato de Muñoz Molina.