Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

martes, 2 de octubre de 2012

La magia de la montaña


Ayer terminé La montaña mágica de Thomas Mann. Lo terminé por la noche, en la cama, luego me costó dormirme, normal,  el jet lag es lo que tiene, parte de mí seguía allí, en la montaña con Hans, en el Sanatorio Berghof de Davos, en los Alpes suizos, en el mundo de allí arriba..., y así me tiraré unos días….
De eso se trata, para eso leemos en parte, para viajar, para vivir otras vidas, para probarnos otros nombres. Algunas veces el viaje es corto, como una salida de fin de semana pero otras se va uno a tomar por saco a épocas en las que es pionero, donde el viaje es agotador pero apasionante. Cuando uno cierra el libro y vuelve todavía tiene un pie allí durante unos días, los libros que me dejan esta sensación sé que voy a volver a leerlos otra vez. La montaña mágica llevaba tiempo en la estantería, en lecturas pendientes, junto a tantos otros, el grosor y la fama de La montaña imponen claro. Siempre había oído decir que La montaña mágica era un libro difícil y complicado, pues no, ni difícil ni complicado, exigente sí, las neuronas echan el resto, es de los que te obligan a levantarte de vez en cuando a consultar la enciclopedia o el manual de filosofía  para buscar un nombre o una fecha, de los que invitan a indagar, a curiosear y a hacerse preguntas, a mí estos son los libros que más me gustan. También me gustan los libros que sólo buscan entretener claro, creo que es recomendable zamparse uno de vez en cuando,  los libros que sólo buscan entretener son como la bollería industrial, suelen estar muy ricos, pero hay que procurar no abusar de ellos.
 Ronda el año 1907, Hans es un joven de veinte años mimado por la vida que acaba de terminar sus estudios de ingeniería y decide ir a visitar a su primo Joachim, ingresado en un sanatorio en los Alpes Suizos a causa de la tuberculosis. Lo que en principio iba a ser una visita de tres semanas se convierte en una estancia de siete años, Hans se va dejando atrapar por la magia de la montaña, por la rutina, por la ausencia de responsabilidades, por la vida sin obligaciones que allí se lleva. A medida que pasan los meses y los años, Hans va perdiendo el contacto con los de allá abajo, con su familia, con el mundanal ruido. Durante su estancia Hans se encuentra con la política, con la ciencia, con el amor ,con la muerte, con la naturaleza y con el arte a través de los personajes que habitan el sanatorio. Un viaje a los recovecos de la naturaleza humana y al mundo de entreguerras, un mundo cargado de ideales que se va al carajo cuando estalla la Primera Guerra Mundial. Un lujo de libro, mi consejo para el que no lo haya leído es que paséis de las reseñas, de las introducciones y del "polvillo de discursos críticos" que decía Italo Calvino, al lío, Capitulo I, La llegada...

Se ve que de Alemán vais todos sobrados, para los que como yo, andéis todavía aprendiendo castellano os recomiendo la edición en bolsillo de edhasa, traducida por Isabel García Adánez.

Saludos cordiales.